Pocas veces, muy pocas… invierto parte del tiempo libre que tengo en cocinar. No obstante, podría asegurar que en el 95% de los casos es para preparar alguna tarta, algún pastelillo de cumpleaños y, como no, lo que no falta nunca, la mona de Pascua que le preparamos cada año con mucho amor a mi sobrina Carla donde no puede faltar una alta dosis de chocolate. Sea por ello, o porque muchas veces la comida entra por los ojos, pero desde que vi por primera vez –los ya famosos– cupcakes (literalmente, ‘pastel de taza’) por tiendas y escaparates, me he vuelto una fan incondicional. Posiblemente sea por la sensación de hacer tangible un reducto de mi imaginario y materializarlo en pastelillos individuales, con virutas y colores pálidos.
Lo curioso del caso es que no soy de dulces, sin
embargo, ver lo elaborados y la presentación de ellos, me fascina, casi tanto
como ver la afición de muchos conocidos por este arte culinario. Y es que las
posibilidades son muy amplias, la singularidad extrema y las garantías de éxito
–sabor aparte– son casi del 100%.
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Serie de pastelillos inspirados en el juego Pacman |
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Serie El Principito, de Florentine Cupcakes |
Ahora bien, más allá de los cupcakes, existe el arte de hacer tartas
personalizadas hasta tal punto que una no sabe si está ante una maqueta, un
juguete o un verdadero pastel. Entre muchas otras cosas que he aprendido a lo
largo de este año, una que no olvidaré es el denominado fondant… Para quienes
no estén familiarizados con el tema cocinillas o no hayan visto nunca programas
como Charm
City Cakes (en Divitiny ‘Dulces e increíbles’), comentaré a grandes rasgos
que se trata de una pasta blanda, elástica y suave que se usa para cubrir y
decorar todo tipo de pasteles y tartas, por insólitas que parezcan. Pero, vaya,
milagrosa no es, y aún así he visto creaciones espectaculares… desde una
reproducción a escala del castillo de Harry Potter a un cómic de Wonder Woman.
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Cómic de Wonder Woman, de Charm City Cakes |
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Propuesta más tradicional, llena de matices |
En conjunto, pasteles capaces de endulzarnos la vida en cualquier tipo de celebración, acto o encuentro. Eso, siempre y cuando uno se digne a partirlos y trocearlos porque, tras ver su delicada elaboración, parecen más dignas de admirar que de saborear… Para todos los golosos, y no tanto, aquí va una ración extra de azúcar con mucho ingenio, dedicación y pasión.
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Zapatillas desgastadas con una buena dosis de azúcar |
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Tras la pesca, un buen trozo de pastel de recompensa, ¿no os parece? |
PD. Disculpadme, pero ante tanta pericia repostera no me he atrevido a mostrar ninguna de mis creaciones... pero doy fe que no hay nada como personalizarlas, para darle un toque de distinción y buen gusto. ¡Que aproveche!
M'encanta Charm City Cakes!! Cada finde migdies enganxada a Divinity a tope!! :)
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