El concepto estandarización no es algo que nunca me haya apasionado, pero últimamente le estoy cogiendo cierta manía, por no decir otras palabra más groseras. Seguramente será un registro que iré
analizando en distintas materias de la vida pero hoy lo centro en el tema
comestible. ¿Por qué las grandes cadenas de alimentación se empecinan en ofrecer
productos visualmente preciosos pero gustosamente detestables?
Me apasiona comer fruta y hortalizas pero
en los últimos tiempos, y más concretamente en los últimos meses, las
decepciones superan a las alegrías por goleada a la hora de consumir una pieza
de fruta o de ciertos vegetales. Estéticamente son bellos, perfectos, de
bodegón fotográfico… pero con un grandísimo defecto: que no saben a nada (en
los mejores de los casos) o están podridos por dentro…
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Naranjas de aspecto óptimo, ¿su gusto? cuestionable |
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Pepino curvo, catalogado de "imperfecto" y no comercializable |
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Y yo me pregunto… ¿de verdad los humanos
comemos tanto por los ojos hasta el punto de permitir que se nos tome el pelo?
Reconozco que ante una naranja de color brillante y forma cilíndrica y otra no
tan ideal, ya sea porque es orgánica o del huerto de mi suegra, se me irán los
ojos a la primera… Y como yo, mucha gente… Pero, toquemos un poco de pies en el
suelo y seamos consciente de que la naturaleza no es perfecta ni estándar,
aunque las grandes superficies se obcecan en hacérnoslo creer.
Las consecuencias a toda esta perfección
son kilos y kilos de comida tirada desde el momento de su recolección hasta el
supermercado, pasando por los mercados al por mayor de productos frescos. Y con
ellas, el malbaratamiento de los recursos.
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Más del 50% de la comida se tira antes de llegar a los hogares |
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¿Cómo es posible que supermercados europeos comercialicen bananas procedentes de Camerún? Eso si sobreviven el viaje... |
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Tomate al más puro estilo natural |
Puede que hoy me esté poniendo
catastrofista pero no es normal que una manzana no sepa a manzana, ni un tomate
a tomate a pesar de tener un aspecto saludable durante días y semanas en el
frigorífico. ¿No os ha pasado nunca que tenéis una bolsa de lechuga fresca (es
que somos vagos hasta para comprar una lechuga y lavarla…) y si no está abierta
logra mantenerse durante días y días? Lo siento, pero esto no es normal… Y lo
peor… que si la vamos a abrir y vemos que ha caducado, la tiramos a pesar de aparentar
un aspecto saludable… En fin, puede que ahora si los tiempos llaman a apretarse
el cinturón las cosas cambien, pero despilfarramos comida, mucha… y nos alejamos
de la madre naturaleza con alimentos que se centran en un “estandar” fijado por
los comerciantes, alejado de las "imperfecciones" y que a menudo viajan miles de kilómetros para abastecernos de un producto fuera de temporada. Tampoco animaré a que todo el mundo se haga ahora su huerto pero
sí a darle mayor valor al sabor que al aspecto y a adquirir lo que se va a
consumir. Tomemos consciencia todos para que el despilfarro y la supremacía de
los estándares tienda a reducirse. Lograr una mayor igualdad entre países del primer y el tercer mundo ya es más difícil pero dar el primer paso y darle sabor a la vida está en nuestras manos.
Porque hay dos tipos de tomates: los que quieren ser pisto y los que quieren ser ketchup! http://youtu.be/JWwkiaY1yVg
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